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El Virus y la Economía

Hace unas dos semanas, los organizadores del Mobile World Congress de Barcelona (MWC), un evento de primera importancia en la industria, que genera cientos de millones a la ciudad, decidieron suspender la celebración del congreso por el miedo a la expansión del Coronavirus, que en ese momento estaba casi restringido a China. Ante esta decisión, políticos locales y nacionales, así como los medios de comunicación (ver esta perla) criticaron duramente la decisión, tildando la preocupación por el covid-19 como “histeria colectiva” o exageración, ya que en Cataluña no había habido ni un solo caso.

Pues bien, la misma semana en que debería haberse producido el MWC, Europa ha visto un aumento trepidante en el número de contagios, y de muertes por esta enfermedad. De haberse mantenido en MWC como nuestros políticos defendían, probablemente Barcelona se habría convertido en un foco de contagio monumental, y probablemente el Congreso se habría tenido que suspender de todos modos. En el momento que escribo hay 83 casos confirmados en España, y subiendo, pero de haberse celebrado dicho evento los números podrían ser ahora mismo mucho peores.

Es muy preocupante que una empresa privada pudiera anticipar el funcionamiento y expansión de una epidemia mejor que las autoridades de un país como España, pero es mucho más preocupante pensar que nuestros gobernantes conocieran los riesgos, y aún así prefirieran arriesgar la salud de la ciudadanía con tal de mantener un evento que trae ingentes ingresos a la ciudad de Barcelona.

Una vez escuché la siguiente frase “no atribuyas a maldad lo que puedes atribuir a simple estupidez”, y conociendo el panorama de la clase política española, creo que la hipótesis de la estupidez resulta bastante sólida. Sin embargo, la insistencia de estos días en decirnos por activa y por pasiva que este virus no es más que una gripe, y que no debemos preocuparnos, y que todo está bajo control, me hace pensar que los políticos nos quieren tener hablando de otras cosas, viajando, trabajando y consumiendo, para que la economía siga funcionando, y nuestra industria (especialmente la turística de cara a las Fallas y a la Semana Santa) se vea lo menos afectada posible por este “constipado”.

¿Me están diciendo estos señores que la provincia de Hubei, con una población equivalente a Francia, lleva en Cuarentena estricta un mes y pico por un “constipado menos grave que la gripe común”? En ese caso, debo decir que las autoridades chinas me parecerían muy irresponsables por dañar de esa manera su economía por un riesgo tan pequeño. También entonces habría que decir que eso de poner hoteles y cruceros en cuarentena es una estupidez, ya que desde luego no se toman esas medidas en casos de gripe estacional.

Por otro lado nos dicen que no nos preocupemos, que la mayoría de muertos eran personas que ya eran mayores, por encima de 60 años. ¡Como si eso fuera un consuelo! Me alegro que no mate a niños ni a trabajadores lozanos y productivos, pero yo, y mucha gente más, resulta que tenemos seres muy queridos que forman parte de esas poblaciones de riesgo, ancianos, enfermos y gente débil.

No quiero ser alarmista, y sé que en este caso lo mejor es seguir las recomendaciones oficiales, pero creo que esta crisis muestra claramente cuales son nuestras prioridades como sociedad, y las contraponen tristemente con el ejemplo de países supuestamente más autoritarios y deshumanizados. En la respuesta a este virus se han puesto en la balanza la economía y la salud pública, en China ha pesado más la salud pública, en Europa parece que la obsesión con los dígitos de PIB está prevaleciendo sobre la salud, especialmente de las personas más débiles y más vulnerables.

¿Qué nos está ocurriendo como sociedad? ¿Realmente vale más llenar los bares y hoteles que contener un virus desconocido, mortal para las personas delicadas, y para el que no conocemos vacunas?

Muchos de nosotros pasamos nuestra adolescencia y juventud durante una fuerte crisis económica y sabemos lo destructiva que puede ser, pero si alguien conoce la pobreza en este mundo son los chinos, que apenas han salido de ella, y aun así nos están dando una lección de humanidad, de responsabilidad y de sacrificio por las personas más débiles, por los enfermos, y por los viejos.

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Publicado enColumna