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Columna

¿Qué pueblo soy?

Ahora que entre tantas cosas que han pasado desde ese ya lejano primero de diciembre en el que según la constitución y el calendario marcaban la hora indicada, el día del juicio, en el que el señor presidente de México, AMLO para que entre en el encabezado, el peje para cualquiera de a pie y el cambio, para los 30 millones de personas que de todo corazón votaron hace casi ya un año por el. Ahora que ya no hay una campaña (aunque eso parezca), es cuando ese cambio que gritaban desde que literalmente tengo memoria se debe de percibir y si no se percibe al menos quererlo, y en cuanto a eso no lo dudo ni por un segundo, las intenciones del señor pueden ser las más pulcras, las más sinceras y reales, puede que de verdad se quiere un cambio desde la silla del águila, porque para juzgar al señor presidente de algo de lo cual no tengo pruebas y solo es mi palabra contra la suya, no soy nadie, no porque sea el presidente, sino por el simple hecho de que es un ser humano y en su calidad de ser humano no soy nadie para crear prejuicios que nacen de la ignorancia y las apariencias más absurdas, pero hay algo que no me queda claro, que al presidente creo que no sabe y a todo un país tiene muy encabronado, polarizado y sobre todo confundido.

Desde que AMLO hace campaña y que hasta ahora en las mañaneras sigue repitiendo es que él gobierna por y para “el pueblo bueno”. Y entonces en mi cabeza sonó como algo agradable, pero entre más resonaba entre mis pensamientos, algo empezó a parecerme que había algo que sobraba, “el pueblo bueno”, la parte del pueblo suena perfecto, es decir gobernar no para intereses propios o de amigos y élites asquerosamente ricas y poderosas, gobernar por y para el pueblo me da a entender que se busca el bien de toda una nación, que se trata de representar el bienestar común de un país sin importar nada, el estrato social, género, sin importar ni siquiera qué clase de persona se sea y ese gobierno sería perfecto, aunque quizá no exista. Y tomando esto como cierto viene lo que realmente me causó duda “el pueblo BUENO”, le agregamos un adjetivo al pueblo, solo el pueblo que es bueno es el que será gobernado y entonces todo sigue bien, ¿no?, pues no.

Hay que pensar que ese adjetivo cobra una increíble ambigüedad y aún peor, es un error. El pueblo que será bueno que será aquel para y por el que va a gobernar AMLO, lo decido ¿quien creen?, pues AMLO, dejando esta obviedad atrás viene lo preocupante, bajo el criterio del presidente ¿quienes son buenos? ¿que requisitos he de cumplir para tener una estrellita en la frente que me distinga de los representados por el gobierno de los pobres parias que no lo son?, teniendo esta incógnita de frente, se puede esclarecer la respuesta si somos un poco observadores y no tenemos miedo de pensar un poco, podemos sentir por donde va esta idea de AMLO de los buenos y los malos. Del lado de los príncipes y princesas están los medios, las personas y las instituciones que no le causan problemas, que comparten su opinión y que si bien no comparten su opinión no la cuestionan en la primera plana de un periódico o en un post o en un tweet. Del lado de lado de los ogros y los lobos están los medios y las personas críticas, ciertamente no son iguales a los y las que lo tienen completamente encañonado, a esas personas y medios que por sus intereses vapulean la agenda de la presidencia y el gobierno, a esas personas no me refiero, tampoco podría señalar quienes son porque no soy omnipresente ni nada parecido. Me refiero más bien a los que tratan, ojo TRATAN de ser imparciales o a los que como yo saben que va a ser imposible reconciliar todas y cada una de las acciones del gobierno con mis principios y pensamientos, porque me siento identificado al igual que creo que todas las personas en algo, quiero el bien de mi país y el progreso de mi sociedad, entonces quizá cualquier opinión que tenga sea con un buen fin, al igual que el señor presidente, y muy seguramente muchas pero muchas veces estaré mal, al igual que el señor presidente,porque todos podríamos opinar, pero no todos vamos a estar de acuerdo en todo, es nos lo han enseñado la historia y pues todas las ciencias sociales, es que tanto fuera como dentro de los individuos existe la diversidad, te podrá gustar o no (redundando mi punto) pero es una realidad inmediata de absolutamente todas los individuos con conciencia, simplemente es inherente al ser humano. 

Tomando como ejemplo las izquierdas y derechas con tantas corrientes como personas, sabemos que hay una razón para que México y todos lo países con un sistema “democrático” tengamos un gobierno de repúblicas representativas, porque necesitamos que ante el aparato gubernamental y el Estado se representen nuestras necesidades, porque por algo hay gobierno y oposición, para no quedarse fuera de este cuento de la república, por eso la idea del hombre más tabasqueño y más presidente de este país es absurda, por eso que la oposición sea un adorno en las cámaras es absurdo, por eso debe haber pluralidad, por eso nuestro presidente debe ser eso, nuestro presidente no solo el de su pueblo bueno, porque ¿si yo me parara frente al presidente, que etiqueta me pondría? ¿sería merecedor ser representado? o tendré que caer en la resignación de que mi bienestar quizá no tendrá un voto en las propuestas de este gobierno. Y si ni yo mismo puedo saber la mayoría del tiempo que es lo que pienso, qué postura tengo y si me costó un trabajo poner mis ideas en orden para escribir esto, como podre saber a qué maldito pueblo pertenezco yo sin poder tener otras alternativas.