Categorías
Columna

Balance de dos años: AMLO con rumbo fijo 

Entender los dos años de la elección de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México implica entender fenómenos muy complejos: la agresión constante de los gobiernos priístas y panistas hacia los movimientos de izquierda, el cambio demográfico del electorado en la elección de 2018, la crisis del proyecto neoliberal y la conciencia histórica del Presidente sobre su propio gobierno. Estos componentes, sumados a la violencia estructural de México y la pandemia son las referencias que debemos de tomar en cuenta para entender lo que está sucediendo. ¿Es posible evaluar estos dos años de triunfo tomando como referencia gobiernos anteriores? La respuesta es negativa, porque nos encontramos ante un período de transición político, económico y social que debe ser medido en su justa medida y de manera particular, siendo críticos pero también entendiendo lo que sucede en el mundo.

El final del Estado de Bienestar, un modelo económico basado en la existencia de sistemas de seguridad social para garantizar la salud, la educación y el empleo, entró en crisis durante la década de los setenta debido al aumento incontrolable de la inflación y un escenario de quiebra de los estados nacionales ante la imposibilidad de pagar pensiones de jubilación. La decisión que se tomó a partir de círculos académicos ligados al gobierno norteamericano es que debía existir una privatización de las empresas estatales, pérdida de derechos de los trabajadores y desmantelamiento de los sistemas de seguridad social. De la misma manera este modelo vino de la mano con la liberalización del comercio mundial para el libre tránsito de bienes y menores restricciones para el tránsito de los trabajadores. La imposición del modelo en todo el mundo trajo desde entonces numerosas protestas sociales, pero permitió la reducción generalizada de la inflación alrededor del mundo y una mejora sustancial de los niveles de vida de gran parte del mundo (que pasaron a estar de pobreza extrema a una pobreza moderada). El neoliberalismo entiende que el mundo debe convertirse en un conglomerado de micro y pequeñas empresas con capacidad exportadora de un bien valioso para todo el mundo; las multinacionales son excepciones con un número limitado de trabajadores a pesar de su desmesurado poder en el período. El modelo es exitoso, pero trae la consecuencia de que los riesgos de quebranto económico pasen del Estado a los trabajadores, trayendo consigo una posición de vulnerabilidad generalizada de la población mundial que es evidente ante la pandemia. El conflicto debido a la imposición del neoliberalismo nunca se resolvió, produciendo en México la escisión del partido gobernante y la formación de un sector de izquierda fuertemente comprometido con el regreso al modelo del Estado de Bienestar o a modelos más cercanos al cubano o al soviético.

No existe un compromiso de la izquierda mexicana con la democracia. Como resultado del fraude electoral del 88, la guerra sucia en contra de numerosos líderes de izquierda que fueron asesinados en los ochenta y la cuestionada presidencia de Calderón que ganó con menos del uno por ciento de la votación. La izquierda fue violentada por muchos años desde el poder, por lo cual es natural el ataque que realiza de regreso hacia las instituciones de esa cuestionada democracia y sus reglas. No considera equitativas las reglas que les fueron impuestas para llegar al poder y que supusieron una traba en cada paso del camino y por tanto encontrará la manera de minar el poder de los árbitros que no fueron equitativos para que llegaran al poder. Por tanto, el funcionamiento de numerosas entidades autónomas se verá seriamente afectados o desaparecerán al haber sido excluidos de su construcción histórica, como es el caso del INE, la CNDH, el CONAPRED, la CRE y el IFETEL.

La distribución demográfica de aquella elección fue muy particular. Casi la mitad de los votantes eran menores de edad cuando AMLO llegó a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México ( https://verne.elpais.com/verne/2018/03/30/mexico/1522368633_380249.html ) Esto contrasta con la elección federal anterior donde únicamente el 20% de los votantes era menor de edad cuando AMLO dirigía la ciudad de México (https://portalanterior.ine.mx/docs/IFE-v2/DECEYEC/DECEYEC-EstudiosInvestigaciones/InvestigacionIFE/Estudio_Censal_Participacion_Ciudadana_2012.pdf). Esto significa que la mayor parte de los votantes únicamente han visto a López Obrador en campaña y están muy influidos por los mensajes de fraude que existían en aquel entonces y vivieron las consecuencias de los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto sin referentes de ningún tipo, a diferencia del resto de los votantes que habían vivido sexenios anteriores y que llevaron a esos tres presidentes al poder. No hay que olvidar que el voto de izquierda Este componente demográfico está claramente siendo dejado de lado por el Presidente, al afectar directamente a sus seguidores con su posición machista (claramente en contra de las mujeres femnistas) y la aprobación de los impuestos digitales (claramente afecta a la población joven de poder adquisitivo medio). No hay una intención clara de mantener esa población dentro de la base de votantes, por lo que la popularidad que se ha perdido en la pandemia muy probablemente no será recuperada.

La base de votantes que quiere construir el Presidente se encuentra en los beneficiarios de los programas sociales (Jóvenes Construyendo el Futuro y el apoyo a adultos mayores), los sectores de izquierda históricos y la operación política que pudieran hacer los gobernadores de Morena. Esto no resulta difícil ante el desempeño cuestionable de los gobernadores de oposición en Guanajuato, Nuevo León y Tamaulipas. Es claro que quiere que lleguen los beneficios al Sureste del País, de ahí la importancia de realizar la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya. La visión económica es indisoluble del proyecto político: independizar los sectores empresariales beneficiados por los gobiernos priístas (particularmente los asociados con españoles como el el caso de OHL o Iberdrola) para beneficiar a los grupos empresariales cercanos a él. Este movimiento natural ha causado fuerte impacto, puesto que muchos grupos empresariales del neoliberalismo poseen los medios de comunicación en México, motivo por el cual hay fuertes cuestionamientos desde los medios de comunicación. Sin embargo, el proyecto económico del Presidente se encuentra fuertemente centrado en los hidrocarburos y no le preocupa demasiado el desarrollo del resto de los sectores del país, lo cual abre camino al empresariado de todas partes del país, especialmente después de los pocos apoyos que han recibido ante la pandemia.

El sector salud ha sido central durante la cuarentena. Existió un descuido sistemático del sector público del país, con hospitales sin terminar, merma de los ingresos del sector médico y falta de visión estratégica. La dirección del Secretario Alcocer, un investigador sin experiencia en salud pública y prácticamente inexistente en la pandemia, es el funcionario con peor desempeño y que su dirección en Lieja no tiene mucho sentido. El cuestionamiento ante la imposibilidad de brindar medicamentos a los niños con cáncer desde que comenzó el sexenio y que llevó a la renuncia del anterior director de los Institutos Nacionales de Salud, sigue siendo uno de los pendientes más grandes por resolver. Contar con el subsecretario López Gatell ha permitido que no se desborde la pandemia. Ningún país está suficientemente preparado para enfrentar la situación que estamos viviendo. Considerando los muertos por cien mil habitantes (https://www.rtve.es/noticias/20200627/paises-muertos-coronavirus-poblacion/2012350.shtml ) no nos encontramos entre los diez países más altos en este indicador, aún considerando el subregistro de muertos. Por tanto, la pandemia se ha manejado de manera razonable considerando el descuido de la población y la precariedad del sistema. SIn embargo, la pandemia dejará numerosos daños al sistema que no sabemos cuánto tiempo podrá mantener el nivel de respuesta actual, considerando el personal médico que está falleciendo y el compromiso de la infraestructura hospitalaria. Al terminar la pandemia podríamos enfrentarnos a la quiebra del sector y no parece que haya manera de fortalecerlo financieramente.

La seguridad en México es un tema permanente. Siempre hemos sido un país inseguro, pacificado mediante líderes revolucionarios, caciques y delincuentes desde la independencia. La necesidad de Estados Unidos de drogas a precios accesibles para sus adictos permitió el crecimiento del narcotráfico en México, que se ha vuelto un negocio ilegal rentable ante las crisis recurrentes que llevaron a la pobreza a millones de mexicanos. Esta violencia económica se suma a la violencia intrafamiliar, semillero de delincuentes violentos que se sienten excluidos de la sociedad y que no temen dañarla para obtener ingresos rápidos. Esta situación se agravó con la transición en la época de Fox, donde al romperse los pactos políticos con los criminales y la escisión de una parte del ejército al final del gobierno de Zedillo y creando la organización criminal de los Zetas. La imposición de Washington de la estrategia de descabezar las organizaciones para pulverizar las organizaciones criminales trajo como consecuencia la diversificación de sus actividades (huachicol, extorsión, secuestro, cobro de piso) y la imposibilidad de negociar con ellos, lo que explica el fracaso de Peña Nieto en este tema. Hay una visión respetuosa del cártel de Sinaloa y el atentado contra García Harfuch deja claro que habrá un ataque frontal contra el Cártel Jalisco Nueva Generación, mezcla de diversos grupos de Michoacán y del Cártel de Sinaloa. La pandemia no ha disminuido la violencia del país y los problemas en la creación de la Guardia Nacional (petición de los militares para salvaguardar la integridad del Ejército e impedir acusaciones ante la Corte Penal Internacional ante la falta de estructura jurídica), nos deja claro que hay una capacidad reducida del gobierno mexicano para enfrentar a la delincuencia.

Las relaciones internacionales han sido uno de los puntos más positivos del gobierno, bajo la conducción de Marcelo Ebrard. El nombramiento de México como miembro temporal del Consejo de Seguridad de la ONU, la negociación del T-MEC ante las exigencias de Trump y la colaboración de China para proporcionar material sanitario son puntos muy positivos. La posición de apoyo a la izquierda internacional se ha visto reforzada por el apoyo velado a Maduro al no reconocer a Juan Guaidó y el ataque al rey emérito y grupos empresariales españoles opuestos al gobierno de Podemos en España y el PSOE permite ver que hay una intención de recuperar la posición internacional de México en el entorno internacional en general y de los gobiernos de izquierda en particular. Ese objetivo se está cumpliendo paso a paso y podría ser uno de los factores clave para la recuperación económica y social del país después de la pandemia.

El principal problema económico del gobierno, como mencionó el exsecretario Urzúa, es que el país no tiene ingresos para tener un margen de maniobra para inversión. El proceso de despetrolización de la economía realizado en el gobierno de Peña, que tuvo su límite con el “gasolinazo” al quitar los subsidios de la gasolina, ha hecho que el gobierno operar con los límites considerando el tamaño del gobierno que no ha dejado de crecer desde el gobierno de Fox. A pesar de las formas, sí es necesaria una reducción de los gastos del gobierno para poder mantener las finanzas sanas, de ahí los recortes que eran necesarios dentro del marco de la “austeridad republicana”. El cobro de los impuestos digitales y el endurecimiento de las medidas del Servicio de Administración Tributaria son un intento para obtener recursos, un problema crónico del que se ha hablado siempre como una debilidad estructural del Estado mexicano. Son intentos insuficientes y necesarios para el financiamento de todos los gobiernos que no habían podido hacerse ante la cuestionada legitimidad de anteriores gobiernos y que también está encontrando sectores de la población que causen el menor revuelo social. El cobro a los grandes contribuyentes y la oposición al endeudamiento público son logros muy importantes de esta administración.

¿Cuál es la visión histórica del papel del Presidente de la República? En forma y en fondo el proyecto es muy cercano al gobierno de José López Portillo: el apoyo a la Comisión Federal de Electricidad (del cual López Portillo fue Director) y a Petróleos Mexicanos (cuyo punto de mayor auge fue durante el periodo), lucha contra la corrupción, enfrentamiento con los sectores empresariales, apoyo mediante transferencias directas de efectivo, fortalecimiento del país en el panorama internacional y relación tensa con los medios de comunicación. Claro, no tiene en vista una reforma política importante por la falta de una figura como José Reyes Heroles en Gobernación. Curiosamente Porfirio Muñoz Ledo era Secretario de Educación, hoy Presidente de la Cámara Baja; y Manuel Barlett, hoy director de la Comisión Federal de Electricidad, era aquel entonces funcionario de la Cancillería. Mismas propuestas, muchas personas de cargos parecidos, con un proyecto común: retomar la organización política, económica y social de López Portillo, basada en la extracción de hidrocarburos y el control de partido hegemónico. La pandemia no ha detenido el proyecto, pero el gran problema es preguntarse si el electorado aceptará este proyecto, poco claro durante los años que fue candidato presidencial. El mundo ya no responde a esa lógica, y si aquello que construye no beneficia a los votantes, la cuarta transformación podría sufrir el mismo destino que 1982. 

Comenta

Comparte:


Publicado enColumna